Yuner
Una de las posibles soluciones a la
problemática que se ha venido trabajando, la cual se circunscribe dentro del
fenómeno político con todas sus implicaciones, tanto por parte de los políticos,
como de los ciudadanos sería “una
educación «democrática» la cual, ha de proveer a todos, de un modo eficaz, el
derecho esencial a una buena educación. De ahí que, para nosotros, educar para
el ejercicio activo de la ciudadanía tiene dos dimensiones: las virtudes
cívicas necesarias para una buena convivencia ciudadana pero, también, aquel
conjunto de conocimientos y competencias necesarias para participar en la vida
pública, insertarse laboralmente o proseguir su preparación profesional”
promoviendo así el “trabajo en equipo y colaboración; enfoque comunitario de
colaboración entre escuela, familia y municipio; redes intercentros” (Stoll y
Louis 2007).
Se
traza así que el mundo en el cual circulan los habitantes de una población,
posee graves dificultades que requieren ser afrontados desde la participación
de sus ciudadanos, lo cual involucra la reconstrucción de una ciudadanía
efectivamente interactiva, pues “las posibilidades educativas presentes en la
participación de los alumnos como ciudadanos son grandes y están aún poco
aprovechadas. La escuela del siglo XXI no puede permitirse el lujo de no
plantearse de forma explícita la educación para la participación ciudadana como
una finalidad básica”. (Merchán, f.J. y García Pérez, F.F.2008).
Se
traza así que “aunque la comunidad estima la diversidad, tiene también un
sentido del propósito compartido. (...) Por esta razón, las comunidades de
quienes aprenden en las escuelas democráticas están marcadas por otorgar
importancia a la cooperación y la colaboración, más que a la competición. Las
personas ven su premio en los otros, y se toman medidas que animan a los
jóvenes a mejorar la vida de la comunidad ayudando a los demás (Apple y Beane,
1999, p. 27).
Se
diseña a si “Un trabajo es que al limitar la tecnológica sustrato en virtud del
cual actividades y moderación se promulgó para "barato y fácil de ejecutar...
Tablones de anuncios en línea, foros o conferencias“ ( Salmon 2002 ,1), es
decir que el avance tecnológico, tiene por esencia facilitar de manera general
el acceso a la educación por parte de toda la población en general, lo que
implica encuentros en tiempo y en espacios reales. Teniendo en cuenta lo
anterior la sociedad posee como expectativa, que la educación superior logre
contribuir a educar de manera general, en pro de implementación de nuevos
mecanismos de participación e interacción.
Teniendo
en cuenta los distintos enlaces universitarios, se exponen diferentes “ámbitos
de la formación universitaria en los que es posible integrar acciones y
establecer pautas u orientaciones que favorezcan la formación en valores y el
aprendizaje ético de los futuros graduados y graduadas: el de los contenidos
curriculares, el de la relación entre estudiantes y profesores, el de las
formas de organización social de las tareas de aprendizaje, el de la cultura
participativa e institucional y el de la implicación comunitaria del
aprendizaje académico”. (MARTÍNEZ, M. 2006)
Se
mira entonces a la escuela como ese escenario propio para ocuparse de temas
tales como: “La civilidad, fomentando la comunicación y promoviendo los
comportamientos relacionados con la urbanidad, el decoro y las buenas maneras;
la pertenencia al propio país, contribuyendo con la apropiación de los símbolos
nacionales, el compromiso con la nación, la patria y las tradiciones; estimular
la solidaridad, mediante el fomento del respeto, la comprensión y la amistad,
con un espíritu de unidad social, y evitar la indiferencia y la resignación
ante los problemas de los demás; fomentar la responsabilidad personal, mediante
el cumplimiento de los deberes (familiares, profesionales y sociales) en aras
de buscar el mejoramiento de la calidad de vida de las personas; evaluar las
políticas públicas en justicia, buscando el bien común de la sociedad y la
construcción de la razón pública; disponerse a participar en los órganos de
decisión, reconociendo las normas y denunciando los abusos que se cometan en la
vida pública”. (Ibañez-Martín,(2002, p. 4-8)
Eliana
Empiezo destacando el pesimismo encontrado
en las diversas entrevistas que realicé sobre el tema de la ética en la
política actual.
La realidad es que un alto porcentaje
de colombianos no consideran que la etica pueda ir de la mano con la politica.
Para el caso, en este tiempo pre-elecciones son muchas las criticas,
muchos los señalamientos y muy pocos los halagos hacia esta (tal vez bastante
complicada) profesión. Y, es que ningún político en su proceso de formación en
universidades aspira a ser tildado de corrupto, mentiroso... y demás. Cada
profesión tiene su ética y cada individuo tiene la convicción de ser respetado,
ejemplar, humano...
...Según Aristóteles, definiendo las
formas de gobierno, hay monarquía, aristocracia o democracia cuando el rey, una
minoría o una mayoría gobiernan para el conjunto. Estas serían las formas
naturales. En cambio hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una
minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos. Estas serían las formas
desnaturalizadas.
Los factores que conducen a la
desnaturalización del estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral,
ilegítimo e ilegal son principalmente:
a) el economicismo: Este tipo de
corrupción se da siempre que el dinero ocupa un lugar preferencial en la escala
de valores de una sociedad. Y lo cierto es que así parecen estar hoy las cosas
en la mayoría de los países. Lo común es que un funcionario viole sus deberes
de lealtad al pueblo por alguna condición económica, es decir, porque hay
dinero de por medio.
Max Weber distinguió entre los
políticos que viven para la política y los que viven de la política. En el
último caso, la ambición política deja de valer por sí misma y se rebaja al
nivel de un valor instrumental al servicio del enriquecimiento.
A fines del siglo XIX, Leandro Alem
sostenía: "... el interés material será para un pueblo de mercaderes, no
para el nuestro...", "...no conviene materializar las sociedades,
aflojando los resortes morales de su espíritu...", "... Se nos quiere
halagar con las promesas de engrandecimiento material. Yo prefiero, porque lo
considero más digno de una sociedad como de un individuo, vivir con menos lujo
y con menos pompa, siempre que me dirija yo mismo. Prefiero una vida modesta,
autónoma, a una vida esplendorosa sometida a tutelaje...".
b) la tentación del poder
absoluto : Todo poder tiende a corromper; el poder absoluto corrompe
absolutamente. Alguien que carece de una sensibilidad moral excepcional, y que
no es sino una persona ordinaria, común y corriente, puede sucumbir frente a la
tentación extraordinaria que surge de las inmensas posibilidades del poder, a
menos que se la limite y se la controle.
c) la pérdida de un orden
político: Bajo cualquier sistema político existe un orden político natural
al cual la acción política debe sujetarse en aras de la estabilidad y el
bienestar de la nación. El orden político es la única posibilidad de trabajar
por el bien común. Su contraparte, el desorden político, implica el desquicio
general de las funciones sociales, de modo que nadie trabaja en lo que le
compete. Diría Dante: "Siempre la confusión de la persona es principio del
mal de la ciudad".
Podemos, lógicamente, reducir los tres
factores de desnaturalización del estado, anteriormente mencionados, a un solo
eje fundamental: la conducta. Según el diccionario de la lengua española,
conducta, entre otras acepciones, es la manera con que los hombres gobiernan su
vida y rigen sus acciones. Como ya sabemos, el hombre es un ser libre, capaz de
autodeterminarse y que actúa según una elección. También dijimos que la ética
esta compuesta por la moral, el derecho y los convencionalismos sociales.
Por lo tanto una conducta será
éticamente positiva siempre que el hombre encamine su vida conforme a las
costumbres sociales y normas jurídicas vigentes, y cuyos principios morales,
que por naturaleza indican qué es lo bueno, no queden sólo en el campo de la
abstracción o el conocimiento, sino que los concrete mediante su observancia.
En resumen, será una conducta acorde a la ética aquella conducta virtuosa. La
virtud es la disposición constante del alma a conducirse de acuerdo al bien y a
evitar rigurosamente el mal. Las virtudes que hacen ética a una conducta, y que
son además indispensables en un estado democrático, son las siguientes:
·
Austeridad: consiste en llevar una vida
modesta y de probada honradez.
·
Veracidad: virtud que nos conduce
siempre a manifestar lo que creemos o pensamos.
·
Lealtad: nos obliga a ser fieles y
rigurosos en el cumplimiento de los compromisos y obligaciones, en la correspondencia
de afectos, etc.
·
Tolerancia: respeto y consideración de
las opiniones ajenas. No es aprobar el error, sino simplemente, la capacidad de
convivir con lo diferente.
·
Espíritu de Trabajo: Inclinación a
realizar con entusiasmo y eficacia los labores que se emprenden.
·
Perseverancia: firmeza en los
propósitos o en la prosecución de algo que se ha comenzado.
·
Caridad o Fraternidad: consiste en
considerar a nuestros semejantes como hermanos. Es el amor al otro que se
manifiesta mediante acciones de beneficencia y benevolencia.
·
Patriotismo: vínculo espiritual que nos
une a la patria incondicionalmente. Se manifiesta sirviendo con amor y
abnegación, alentando los ideales de la nación, reverenciando sus glorias,
amando su tradición y respetando sus símbolos.
·
Abnegación: es un sentimiento que nos
mueve a dejar de lado nuestros propios afectos o intereses en servicio de la
patria, para el bien de la comunidad en general, para el bien del otro.
Es fácilmente entendible entonces que
los tres factores de desnaturalización del estado tienen su semilla o su
fundamento en una conducta éticamente negativa: en el materialismo, en la
mentira, la deslealtad, la intolerancia, el egoísmo, en la carencia de
patriotismo, etc.
Plenitud, es una totalidad, integridad.
Observaremos entonces como esta filosofía es el camino para alcanzar la
plenitud del hombre, quien vive en sociedad para alcanzarla, configurándola al
nivel de un bien común, principio y fin de la existencia de la política.
La pérdida del camino ético de la
política, no es más que el reflejo de una sociedad que también lo ha perdido.
Al fin y al cabo, los hombres de la política, forman parte de la sociedad a la
cual representan y dirigen.
Es increíble cómo la indiferencia
individualista ha llegado a atrofiar nuestros más profundos sentimientos, cómo
nos ha llevado el egocentrismo a disimular y a enceguecernos frente a aquellas
personas que necesitan y suplican de una mano que las ayude, que les sirva de
guía.
Es imposible pensar que en sociedades
corruptas y desnaturalizadas, que no saben de donde vienen ni adonde van, que
han olvidado su pasado y no tienen visión de futuro, en donde la hermandad es
una palabra cada día más en desuso ya que cada cual busca sobreponerse al
prójimo en vez de mancomunadamente buscar lo mejor para todos, pueda surgir una
minoría dirigente inmune a tal peligrosa enfermedad como lo es la corrupción,
la injusticia y lo peor de todo, la indiferencia.
Pero también es cierto que la clase
dirigente, que en realidad no es "clase" sino minoría, es la encargada
de dirigir y de dar el ejemplo a la comunidad y que por lo tanto, tiene una
mayor responsabilidad. Dirigir significa enderezar, llevar rectamente una cosa
hacia un lugar señalado.
Ahora hace falta un cambio rotundo de
mentalidad ya que es lo único que nos permitirá "salir nuevamente a
flote". Y todo indica que la tierra ya está lo suficientemente abonada
para comenzar a sembrar ese cambio, para comenzar a sembrar futuro.
Afortunadamente nuestro país de a poco está madurando, está creciendo junto a la
democracia, ha "aprehendido" su dolor y ha aprendido de él.
La falta de ética en todos los ámbitos
es un problema de fondo. Tenemos que tomar conciencia de que somos muchos, pero
que conformamos uno solo, nuestro país. Tenemos que replantearnos quienes somos,
a donde vamos y a donde queremos llegar. Sobre la experiencia del pasado, los
valores de aquellos que forjaron la libertad y la democracia, deberemos empezar
de nuevo, pero con los ojos puestos en el futuro.
Laura
Como alternativa de solución para el caso de la ética en la
política me atrevo a insinuar que se debe realizar un proceso donde se
concientice a las personas, comunidad y todo aquello referente a este ámbito de
posibles soluciones; realizando talleres para mejorar la calidad de la ética;
tratando de convertir estas personas en personas con ambiciones que ayuden a un
pueblo, a un País a mejorar la calidad de vida, de recuperar recursos y
sobretodo recuperar la reputación que unos cuantos dañaron.
El tema político es un tema extenso donde de una u otra forma hay
varios factores implicados, corrupción, muerte, desolación, poder, falta de
ética y moral; donde cada cosa contribuye a mejorar o disminuir las
posibilidades de desarrollo de un País.
Como lo dice Adela cortina, “la
política sin ética es ilegítima”; es desde este punto donde inicia todos los
reproches, insultos hacia los políticos porque hacer de una política algo
sucio, porque destruir si se puede tener ética para manejar todo aquello que le
hace bien a un País.
La ética y la política son, para
Aristóteles, ciencias prácticas, saberes que investigan el
modo recto de comportarse los agentes humanos capaces de decidir libremente
sobre sí mismos.
Esta capacidad de decisión libre no
debe darse por suministrada por la naturaleza, puesto que el hombre natural
está sometido a las necesidades de subsistencia y reproducción, y en ese ámbito
carece de poder de decisión (no puede decidir no ser productivo, pues en tal
caso no subsistiría).
Debido a este pensamiento de
Aristóteles podemos deducir que la Política hace o no hace recto y leal a una
persona, que en este sentido se ven sus principios; se ve su forma de
comportarse ante una sociedad; es la mejor manera de responder por sus actos,
decisiones; cada político decide que quiere y que no mostrarle a una sociedad.
Lamentablemente nuestro País no confía
en ningún político por la fama que se les ha acreditado; pero aún se puede
cambiar o mejorar esa imagen, será difícil pero no imposible de mejorar; lo
primero que hay que hacer es mostrar que aún hay gente política con valores y
principios, realizar charlas, capacitaciones donde se demuestre que se puede
hacer una política limpia que aún queda gente de bien capaz de ayudar sin
recibir nada a cambio.
Principios básicos de la actividad política
1°) Principio de la receptividad: Todo político habrá de ser
receptivo a las críticas y quejas de la ciudadanía, formuladas a través de
diferentes procedimientos; uno de ellos, sin duda, los medios de comunicación.
Las decisiones de los políticos, para que sean morales, habrán de tomarse
teniendo en cuenta siempre la perspectiva de aquellos que serán los más
afectados. El rechazo directo de las críticas que susciten las decisiones
políticas nos muestra un comportamiento político escasamente receptivo a la
voluntad ciudadana, y por ende, de dudosa validez moral.
2°) Principio de la
trasparencia: Todo político habrá de
actuar explicando siempre las intenciones con las que toma sus decisiones,
sacando a la luz pública lo que se pretende conseguir con ellas, por qué se
toman, cómo se van a llevar a término... No han de existir dobles intenciones
en la vida política. Constituye una obligación moral de todo político decir
siempre la verdad a la ciudadanía, no ocultar, tras mensajes ambiguos,
intenciones inconfesables públicamente.
3°) Principio de la
dignidad: Todo político habrá de
actuar considerando a las personas implicadas en sus decisiones como fines en sí (Kant) y nunca como meros medios.
La más grave inmoralidad en la que puede incurrir un político consiste en
utilizar a las personas como instrumentos y objetos con los cuales conseguir
otros fines, aunque sean fomentadores del bienestar social. Esta defensa de la
,dignidad de toda persona, a la que debe sujetarse cualquier acción política,
implica la salvaguarda rigurosa y la promoción constante de los ,derechos humanos, consagrados en las constituciones
democráticas. Argumentaciones y acciones políticas exculpadoras y violadoras de
esos derechos, en las que subyace la legitimidad de servirse de personas
(secuestradas, asesinadas, torturadas, extorsionadas...) para alcanzar otros
fines considerados superiores, constituyen argumentaciones y acciones
gravemente inmorales, además de claramente delictivas. Es este principio moral
el que, desde el /cristianismo y la reflexión ética kantiana, mayor fuerza
moralizadora de la práctica política comporta, además de sostenerse en una
sólida base filosófica, que lo convierte en la piedra angular sobre la que se
apoya todo el edificio político-jurídico de nuestra cultura democrática, tal
como la enmarca la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
4°) Principio de los fines universales: Todo político habrá de actuar
distinguiendo con suma claridad lo que son intereses personales o partidistas,
de lo que constituyen en verdad fines universales de una comunidad o una
nación. Lo cual significa que aquellas argumentaciones, decisiones o acciones
políticas con las que se procura beneficiar, por ejemplo electoralmente o
económicamente, a un partido político, son inmorales, aunque no sean por
supuesto ilegales; y no digamos si se presentan a la ciudadanía, como suele
suceder, revestidas de un aparente interés general, las que se sabe claramente
que son meras estratagemas para aumentar votos o beneficiar a personas
particulares.
5°) Principio de
servicialidad: En todo sistema de gobierno
hay quienes viven, como decía Weber, de la política y quienes vivenpara la política. Los primeros se
introducen en la vida pública y anhelan los cargos políticos como medios para
acrecentar sus arcas particulares; mientras que estos últimos son quienes se
entregan a la vida política como servidores de una causa, ven en el acceso al
poder un medio para servir a la ciudadanía, no muestran apego sospechoso al
cargo, y expresan con hechos una concepción transitoria de la actividad
política. Una referencia para medir la altura moral de un político cabe
encontrarla en este espírituservicial del
poder. Por el contrario, una clara muestra de la inmoralidad política queda patente
en todos aquellos que se sirven del poder para enriquecerse o enriquecer a los
suyos.
6°) Principio de la
responsabilidad: La mayoría de los políticos,
cuando acusan a otros lo hacen por «falta de responsabilidad», y cuando se
alaban a sí mismos es por haber actuado «por responsabilidad». Conviene
distinguir entre responsabilidad moral, política y penal. Aunque simplificando,
la última la delimitan los jueces, la segunda los parlamentarios o partidos, y
la primera, además de estos, la ciudadanía y los medios de opinión. Es evidente
que actuar moralmente en política es actuar con responsabilidad. Sin embargo,
no resulta del todo evidente qué significa con exactitud la 'responsabilidad en
la vida política. Se podrían distinguir, al menos, tres sentidos, todos ellos
complementarios: a) responder
a los ciudadanos y sus
representantes, a través de las instituciones democráticas, de todo aquello de
lo que se solicite explicación o justificación; b) asumir como propios los
comportamientos ilegales o gravemente inmorales de los altos cargos
subordinados, sin delegar en otros o excusarse en la traición de los hombres de
confianza; c) tomar decisiones, como decía Weber, calculando siempre sus
consecuencias previsibles para una comunidad o nación. Si el principio de la
dignidad de la persona lo percibimos como el más elevado moralmente, el
principio de la responsabilidad muestra mayores dificultades para ser
delimitado con claridad; es el más manoseado y, por eso mismo, tergiversado por
la mayoría de los políticos.
Como
lo menciona este documento hay 6 principios básicos para la actividad politica;
donde cada uno de ellos es necesario y complementa al otro; por tal motivo cada
principio está hecha para que una persona realice sus actividades políticas
correctamente, donde es su nombre y dignidad la que está en juego; cada
político sabe los riesgos que tiene al actuar mal; es por eso que se necesita
una solución y/o alternativa para mejorar la credibilidad en estos; para
cambiar lo que todos llaman políticos corruptos.
La
solución hay que empezarla a implementar, se deben realizar capacitaciones,
charlas educativas, incentivar a los políticos a cambiar su forma de actuar y
de pensar; si existe un política limpia existen buenos cambios, buenos
recursos.
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